sábado, 13 de agosto de 2016

La imparable invasión china

Antaño, los enemigos de la nación, atacaban fusil en mano y con un arma por delante. Ahora plantan un ‘Alimentación’ en frente de tu casa y ‘Paco’ tiene que cerrar el chiringuito. Ante una invasión, el pueblo se revelaba y luchaba por lo que era suyo. Ahora te dan cuatro años sin impuestos y te dan todos los beneficios que los ciudadanos del país no tienen. Y nada oye, por ser tú. “¡Hola que tal!”, y ni un mísero ‘buenas taldes’. La película que están engullendo, más que visionando, media familia del ‘chino’ de tu barrio, debe ser hartamente interesante, porque ni se inmutan. Tratas de buscar los hielos por el local, con uno de ellos pisándote los talones, pendiente de cada movimiento, mientras sientes su mirada clavada en tu nuca. Por fin, te das cuenta de que nunca los encontrarás y te armas de valor para preguntar dónde diablos se meten esos cubitos frescos tan preciados. Y se armó la gorda. “Pero no se enfade buen señor!” Y palabras estruendosas y chillonas llenas de ‘chines’ y de ‘eles’ por todas partes mientras intentas comprender por qué parecen todos tan cabreados de repente. ‘Neglita’, cola, un par de pitis y unos chicles de regalo antes de escabullirte de ese tugurio. Y al doblar la esquina para tomar aire… “selvesa, flía, un elo”. Antiguo proverbio chino.

Después de estas divertidas circunstancias que todos hemos vivido, viene la parte seria. Lo primero he de remarcar, que lo expuesto a continuación nada tiene que ver con el racismo o la intolerancia. La cultura china es una cultura preciosa y con muchas características envidiables, admirables y por supuesto respetables, como todas las demás. No se trata de que el tío del ‘hipercien’ sea chino, negro, alemán o mohicano. Se trata de justicia y de la pésima gestión de nuestro Gobierno con este asunto. Se trata de que a ‘Paco’ le han quitado su tienda de toda la vida, de su padre antes que suya y  de su abuelo antes que de su padre. Y que ese hombre que ha trabajado duro por dar un buen servicio y sacar a su familia adelante, le han jubilado simplemente por tener una buena relación con un país emergente, prometedor… y cargado de billetes.

Un ciudadano chino, viene a España financiado por su Gobierno para abrir un local. No paga impuestos durante cuatro o cinco años. Tiene mayores facilidades para abrir su tienda hasta las tantas y encima la policía hace la vista gorda. ¿Cuántas veces hemos comprado alcohol en un chino, porque en una tienda española está prohibido a partir de cierta hora? ¿No te has planteado nunca, que la ley vale igual para ellos? Pues no señor. Todos conocemos los trapicheos que se gestan en los famosos ‘Alimentación’. Que no te vean con la botella, que si te paso los hielos por debajo de la verja porque estamos ‘cerrados’, el tabaco de dudosa procedencia, productos falsos… Mientras que un negocio español tiene que cumplir cristianamente con todo lo establecido por la ley. Que ésto no significa que esté mal hacer cumplir la ley, pero es que tienen que cumplirla todos.

No pagas impuestos así que tienes más presupuesto para comprar. Además importas productos falsos y te gastas menos dinero. Puedes abaratar los productos y venderlos a menor precio que los demás. Abres hasta más tarde por lo que la gente no tiene la necesidad de darse prisa en ir a comprar. Te pasas lo legal por el forro y por ejemplo vendes tabaco importado más barato. Etcétera, etcétera. ¿Resultado? A un español no le sale rentable abrir una tienda. Los productos le salen más caros. Estás obligado a vender más caro y no te compra ni Buda. Tienes que cerrar sabiendo que el chino de al lado sigue abierto. La máquina de tabaco ya solo te sirve para estamparla en la mampara de ese dichoso ‘Alimentación’.

Y después seguimos preguntándonos el porqué. Al Gobierno español en cambio, sí que le sale rentable este tipo de negocios, por sus relaciones y convenios con el poderoso Imperio Chino. Luego aparecen por ahí tramas de dimensiones escalofriantes de blanqueo de capitales llenas de delincuencia y criminalidad articuladas por un empresario chino, Gao Ping. ¿Ya nadie se acuerda de él verdad? Igual te acuerdas por la famosa broma del ‘blanqueo’ de Nacho Vidal, que era parte activa de la mafia. Tiendas a diestro y siniestro donde pagas con dinero que no se sabe a dónde va, blanqueo de dinero… ¿No hace falta ser muy inteligente para hilar no? El dinero que das a Jackie Chan por esa cajeta de tabaco de Reino Unido… ¿a dónde te crees que va? ¿A caso crees que lo declaran? Pues a día de hoy el señor Gao Ping está en la calle por no se qué historia con el juez. Si no recuerdo mal, al menos tres de esos encargados de juzgarle, abandonaron el proceso. Raro de huevos, ¿o no? Y mientras tanto Paco de curro en curro intentando sacarse unas perrillas para seguir viviendo medio decentemente. Y ¿Gao Ping? Pues así:



Escrito por José Antonio María Caesar. Extraído de Sinpelosenlalengua: http://sinpelosenlalenguaweb.com/la-imparable-invasion-china/

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